De acuerdo con Socarrás, antes del cierre se registraban en promedio 230 despachos diarios hacia Bogotá, pero con la contingencia la cifra se redujo a 60 despachos diarios, es decir, una caída del 75%.
Esta situación, además de afectar la movilidad de los pasajeros, representa pérdidas económicas estimadas en 250 millones de pesos diarios para las empresas transportadoras, que deben afrontar la disminución de usuarios y el aumento en los tiempos de recorrido.
Aunque la mayoría de compañías continúa despachando vehículos, la decisión depende de la demanda de pasajeros. Para rutas alternas más largas, como la que conecta Villavicencio con Bogotá pasando por Villanueva, Aguazul, Pajarito, Sogamoso y Tunja, los empresarios advierten que resulta inviable movilizarse con tan solo cuatro o cinco viajeros.
En cuanto a la posibilidad de utilizar la vía hacia Cáqueza y luego desviarse a Choachí para llegar a Bogotá, el gerente aclaró que esa ruta no está autorizada por el Ministerio de Transporte, por lo que no representa una alternativa legal ni segura en este momento.
El gremio transportador espera que se aceleren los trabajos de rehabilitación en la variante habilitada por Coviandina, que hasta ahora ha permitido evacuar vehículos de carga, pero aún no garantiza la normalización de la operación de pasajeros.
Fuente: Noticiero del Llano