El informe cita a Lina
Marcela Bolívar Betancur, estudiante de la Maestría en Estudios Amazónicos de
la sede Amazonia, quien narra que los Nukak hacen viajes a la selva para traer
frutos, cacería o materiales.
También para visitar y
revisar sitios importantes en su selva, como huertos y bosques de palmas y
árboles útiles o para trabajar en fincas de colonos.
Esa movilidad los
conecta con lo que sigue siendo su base de vida, pero cada vez deben recorrer
mayores distancias.
Los alimentos, la
cacería y los frutos que sostienen su vida cotidiana están más distantes, y eso
amenaza directamente no solo su soberanía alimentaria sino también su bienestar
general en todas las dimensiones de su vida”.
Hoy este pueblo habita
entre los ríos Guaviare e Inírida, en un resguardo de 954.480 hectáreas al
oriente de San José del Guaviare.
Cerca del 70 % de
la población vive dentro o en las inmediaciones del resguardo, la mayoría en
asentamientos permanentes instalados en antiguos huertos, muchos de ellos cerca
de carreteras y zonas deforestadas.
La estudiante de la
Maestría se fijó en la palma milpesos, que cultivan los Nukak. Es una especie
que no solo asegura gran parte de su nutrición, sino que además constituye la
memoria, la identidad y el territorio del pueblo Nukak.
Para los Nukak, la
palma milpesos no es un fruto más, sino la base de su nutrición y de su vida
social. Su jugo contiene los nueve aminoácidos esenciales que el cuerpo humano
no produce, lo que lo convierte en un alimento comparable con la leche materna,
el huevo o el aceite de oliva.
De su fruto preparan
el yâbm uru, un jugo espeso y nutritivo, y el yâbm chʉ́i,
una masa suave y grasosa que se consume con entusiasmo.
“Es una de las plantas
que los constituye como persona, como gente, lo que los mantiene sanos y con
buen ánimo, lo que para ellos significa ser ‘gente verdadera’, que es ética de
vida, de ser solidarios, tener buen ánimo, buen humor, ser buen compañero”,
explica la estudiante Bolívar.
La milpesos es una
especie longeva, ya que puede tardar de 27 a 40 años en dar sus primeras
flores.
Además, tiene múltiples
usos: sus hojas sirven para fabricar canastos y techos; de sus fibras nacen los
dardos de cacería; y de los troncos viejos se crían larvas de mojojoy, un
alimento valioso por su aceite y sus proteínas.
Sin embargo, “en las
actuales condiciones de deforestación, aunque se siguen haciendo semilleros,
las condiciones ambientales ya no son las más apropiadas para que esta palma
crezca, pues esta, al igual que los Nʉkak también necesita de la selva para
vivir”, anota la investigadora.
Fuente: Noticiero del llano