Portilla explicó que los derrumbes no son fenómenos nuevos ni imprevisibles, sino que ocurren en formaciones de arcilla y arenisca transformadas abruptamente por los cortes de laderas durante la construcción de la carretera, muchas veces sin contar con suficiente información ni estrategias de estabilización.
“El derrumbe es un depósito no litificado, que constituye la cobertura de la montaña. El agua de las lluvias se queda atrapada y se mueve lentamente, pero la actividad humana exacerba estos procesos”, señaló.
El experto advirtió que la vía se construyó sin tratamientos de estabilización previos y que los sismos recientes han removido aún más los materiales sueltos.
Sobre las obras recientes, reconoció que la variante habilitada en el kilómetro 18, en Chipaque, es una buena medida temporal mientras se realizan las estructuras de contención.
Finalmente, pidió a la ANI, al Invías y a Coviandina no olvidar la importancia de la geología en la planificación y ejecución de las obras, para evitar futuras tragedias en la vía al Llano.
Fuente: Noticiero del Llano